En Santa Catalina las cosas se complican ya que en medio de todos los problemas ahora Julieta y Pedro quieren deshacerse del bebé que espera Sara.
Las intrigas, el rencor, odio y pasiones desmedidas danzan juntas en La Herencia, pues todos están detrás de un deseo: quedarse con todo a costa de lo que sea.
Es así que mientras Deborah se debate entre la vida y la muerte, Sara tendrá que luchar para que no le quiten a su bebé, fruto del amor que le tiene a Juan.
Detrás de ella están Pedro y Julieta quienes no medirán consecuencias pues cada uno tiene sus ansias y no lo dejarán pasar por nada.
Con esto queda claro quienes son los buenos y los malvados en esta historia, esos que no miden consecuencias y que son capaces de dejar por donde pasan su propio veneno.