¿Quieres saber cómo la marca Leica fabrica su famosa lente de fotografía Noctilux 50mm f/0.95 que vale 10 mil dólares? Si eres un aficionado o un fotógrafo consumado querrás este aparato en tu colección.
La marca alemana de lentes de fotografía Leica es considerada por los más experimentados como el “Rolls-Royce de las cámaras” y, después de conocer el detallado proceso de producción de sus lentes, no te quedarán dudas de que la perfección cuesta dinero.
Leica, con sus acérrimos fanáticos y sus apasionados detractores – sin importar de qué lado del espectro te encuentres – se caracteriza por dos cualidades innegables: la primera es que los precios de los equipos fabricados por esta marca rozan la estratósfera y, la segunda, es que sus lentes son universalmente reconocidos como de los mejores en el mercado.
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Para demostrar el porqué de estas populares afirmaciones, la marca montó este video donde cualquier entusiasta de la fotografía puede ilustrarse paso a paso acerca del proceso de armado de sus lentes, una movida que sin dudas ayuda al consumidor a tener en claro en qué aspectos reside la diferencia con otras marcas.
Estos lentes de alta calidad no están hechos para cualquiera, por ello no son producidos en serie por máquinas, sino que todo el trabajo de ensamblaje de las al menos 100 piezas que componen un lente Leica se hace a mano por expertos altamente calificados, esto para mantener la calidad y cuidar detalles que de otra manera serían pasados por alto en un proceso automatizado.
Por ejemplo, un lente Leica S -que incluye foco y apertura automáticos- puede contener más de 200 piezas necesarias para satisfacer las especificaciones del producto.
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Es por eso la cantidad de lentes que fabrican es limitada, no cualquier fotógrafo puede manejarlos y por razones como que algunos tipos del vidrio óptico utilizado en su manufactura solo son fundidos una vez por año, los lotes de lentes Leica no superan las 50-100 unidades, lo cual los hace tan exclusivos como costosos.
Estos lentes son auténticas piezas de joyería. Cada uno es armado individualmente y se utilizan más de 100 tipos diferentes de vidrio óptico y un meticuloso proceso de manufactura, donde cada unidad pasa por el control de calidad de 60 técnicos experimentados.
Luego sigue la fase de pulido de lentes asféricos desarrollado por Leica y más de 30 pasos adicionales que se hacen a mano que incluyen: un baño ultrasónico que limpia a profundidad los lentes para prepararlos para la cubierta anti-reflejo, el oscurecimiento de los bordes para alcanzar resultados perfectos, cementado y prueba de cada aparato terminado.
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Además, cada lente tiene un número de serie único y las inscripciones en las partes metálicas son detalladamente grabadas y laqueadas para que duren por décadas, pero son el montaje y ajuste manual final los que garantizan el desempeño óptimo de cada uno.
Tanto detalle y perfección en su manufactura convierten a estas magníficas piezas de ingeniería en objeto del deseo, por el cual hay que pagar un alto impuesto al lujo.
No en vano, repetimos, a Leica se le considera el “Rolls-Royce de las cámaras”.
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