Cada semana, estos 14 aficionados a la cocina enfrentarán retos culinarios para lograr su sueño de convertirse en el primer “MasterChef Latino” de los Estados Unidos.
Ellos son los 14 finalistas de MasterChef Latino 2018.
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Ángel Robles
Este bombero boricua de 37 años se declara «muy competitivo», y asegura que si juega ¡es para ganar! El ex-marine con dos tours en Irak y Afganistán es el cocinero designado de la Estación de Bomberos neoyorkina donde trabaja, y allí prepara elaboradas recetas gourmet para sus compañeros.
Divorciado y padre de una pequeña que él llama «la niña de mis ojos», él se inspira en la cocina de su abuela, a quien desde los ocho años ayudaba a preparar pasteles puertorriqueños. Ángel sueña con tener un restaurante de tapas y viene a darlo todo por alcanzar su sueño.
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Ariadna Rodríguez
La mamá y agricultora mexicana de 54 años es una competidora fuerte, que no se «achicopala» ante los problemas de la vida. Ariadna, que es sobreviviente de cáncer, se apoya en su fe en Dios y su actitud positiva para seguir adelante, y esa es el «arma secreta» que trae a la competencia. Proveniente de una familia grande y amorosa, ella aprendió lo básico de la gastronomía mientras estudió Hotelería y Turismo en México.
Actualmente reside en Stockton, California, donde tiene un huerto con todo tipo de vegetales y frutas, y sueña con crear un taller en su casa donde les pueda dar clases culinarias a los jóvenes etiquetados “problema”.
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Caddy Cabrera
Esta esposa, madre y chef amateur de 43 años es una competidora fuerte que está ciento por ciento decidida a llevarse a casa el título de «MasterChef Latino». Nacida y criada en República Dominicana, Caddy aprendió a cocinar desde los 6 años, cuando su madre le regaló un mini horno y un caldero.
Más tarde se graduó de Arquitectura, profesión que no llegó a ejercer, y probó la actuación. Actualmente reside en Manhattan y está enfocada en cumplir su meta de realizarse como chef. Para ello se especializa en el estilo «Latino gourmet saludable», que ofrece versiones más sanas y nutritivas de platillos tradicionales.
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Dora Luz Rojas
Si esta mamá mexicana de 41 años lleva a la cocina de «MasterChef Latino» la fuerza y el espíritu de superación que ha demostrado en la vida, será una de las más fuertes competidoras. Dora, que trabajó en mudanzas durante doce años manejando un camión y cargando muebles, y que actualmente limpia casas, ya logró cumplir dos de sus sueños: sacar adelante a sus tres hijas, y comprar una casa propia.
El tercero, ser una chef profesional, es lo que la trae a esta competencia. Dora aprendió a cocinar de su mamá, de la TV y de los libros. Ella se declara decidida, asegura que nadie la puede intimidar, y que no tiene miedo de experimentar en la cocina.
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El Bronco
Locutor de día y rey de la cocina en su casa de noche, “El Bronco” es un personaje extrovertido y apasionado que viene decidido a ganar «MasterChef Latino». Tiene 35 años, es originario de Tamaulipas, México, y aprendió a cocinar de su abuela. Emigró de México a Estados Unidos con su guitarra y 80 dólares en el bolsillo y gracias a su espíritu de lucha, hoy es uno de los locutores más populares de Happy Valley, Oregón, donde reside con su esposa y sus hijos.
Como concursante El Bronco es súper competitivo y asegura que no le gusta perder ni recibir instrucciones, y tampoco cocinar con gente, porque él tiene su ritmo y su “flow”. Su especialidad es comfort food y los platos picantes.
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Lupita
A simple vista es una típica ama de casa dedicada a sus hijas y a su esposo. Pero no hay que subestimarla, porque esta mexicana de 35 años siente verdadera Pasión, con mayúscula, por la cocina. Y aunque cree que «la buena comida no puede apresurarse», viene dispuesta a correr contra el reloj para ganar la competencia. Lupita, que creció en Jalisco en el seno de una familia tradicional mexicana, aprendió a cocinar de su tátara abuela y su bisabuela, que le legaron sus mejores recetas en una libreta escrita a mano.
Ella quiere ser un ejemplo de dedicación para sus dos hijas, que fueron quienes la motivaron a participar. Actualmente vive en Burbank, Illinois, y su sueño es tener un restaurante donde pueda expresar su creatividad.
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Norma Santana
Ella veía a las niñas en la escuela bailando ballet y soñaba con participar, pero no podía darse ese lujo, porque todas las tardes y los fines de semana, tenía que salir a vender los tamales que preparaba su mamá. Gracias a su esfuerzo y a su tenacidad, la joven logró estudiar y graduarse de ingeniera en México.
Pero la chihuahuense de 45 años nunca perdió el amor por la cocina que aprendió en su hogar. Hoy, felizmente casada y madre de dos hijos, vive en El Paso, Texas, y sueña con abrir un restaurante y tener su propio programa de televisión de cocina. Su especialidad es la comida mexicana, criolla e italiana, y su meta es coronarse la reina de «MasterChef Latino».
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Ingrid Pereyra
Siempre supo que su pasión era la cocina, pero por ser de una familia humilde en un pequeño pueblo peruano, estudiar las artes culinarias nunca estuvo a su alcance. Decidida a lograr sus metas, la joven de 26 años se mudó a Nueva York, donde trabajó para una familia como niñera. Seis meses atrás ella decidió jugárselo todo y dejó el empleo para perseguir sus sueños.
Su mayor sacrificio para participar en «Master Chef Latino» es estar lejos de su padre, el hombre que inspiró su amor por la cocina, quien se encuentra delicado de salud. Su meta, además de ganar «MasterChef Latino», es abrir un restaurante de platos fusión peruano-italiano.
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Pablo Kim
Este simpático argentino-coreano de 34 años es uno de los competidores más metódicos de «MasterChef Latino». El autoproclamado «purista de la cocina» que durante siete años trabajó en una institución bancaria, se propone aplicar la precisión numérica del mundo financiero en la cocina, unida al uso de porcentajes y la asimilación de riesgos al remplazar ingredientes. Pablo, que aprendió a cocinar por necesidad cuando era un estudiante en la universidad, vive en Los Ángeles con su esposa coreana. Su especialidad es el asado argentino y la cocina tradicional de sus ancestros. Su sueño es coronarse «MasterChef Latino» y ser famoso en el mundo culinario.
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Sindy Lazo
De todos los participantes en «MasterChef Latino», ella es la única con una doble misión: ganar el concurso… y casarse en el capítulo final del programa. Pero a pesar de su buen humor, el camino no ha sido fácil para la simpática venezolana de 40 años. Debido a problemas emocionales, ella creó una dependencia de la comida que la llevó a pesar casi 200 libras.
Estudiar actuación la ayudó a expresar sus emociones y la motivó a comer más sano. Hoy vive en Los Ángeles, California, donde trabaja como actriz de teatro. Su meta es contar su historia de superación a las mujeres latinas que han vivido algo traumático y demostrarles que sí se puede salir adelante.
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Manuel Fernando Toll
Este joven guatemalteco de 23 años nació en una aldea maya donde no tenía acceso a la educación. Comenzó a trabajar a los ocho años limpiando, cargando cajas y hasta preparando sándwiches en la calle. Aprendió a cocinar de sus abuelos, quienes usaban los ingredientes naturales que cosechaban del campo.
Actualmente vive en Hollywood, Florida, y trabaja como jardinero. Es tímido y sensible, pero a la vez tiene hambre de triunfar, pues su sueño es llegar a ser un chef para poder ayudar a otros niños que, como él, no pueden vivir su niñez porque tienen que trabajar para vivir. «MasterChef Latino», dice, es la gran oportunidad de su vida.
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Arzobispo Sánchez
El entrenador personal dominicano de 26 años se describe como un competidor fuerte, que se transforma cuando está en la cocina y no es tolerante ante los errores ajenos. Pero, sobre todo, asegura que no le gusta perder. Su pasión por la cocina comenzó en la niñez, junto a la cocinera de su abuela, quien lo dejaba observar lo que hacía. Es dinámico, creativo y dice que la cocina le da adrenalina.
Le gusta la comida internacional, pero siempre le pone el toque dominicano a todo lo que hace… y aunque aprende fácil, lo que no sabe se lo inventa. Ganar la competencia le daría la oportunidad de hacer obras altruistas, como alimentar a los niños pobres. Por todo esto, llega a «MasterChef Latino» a dejarlo todo en la cocina.
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Sor Juliana
Tiene 50 años de edad y 35 de vida religiosa. Su personalidad es tranquila y pausada, pero no hay que subestimar a la dulce Sor Juliana, porque cuando entra a la cocina, la residente de Maricao, Puerto Rico, se declara muy segura de sí misma. De niña vivía en un barrio pobre, y su madre sembraba el ají y el cilantro que usaba para sazonar sus comidas.
Ahí surgió su amor por la cocina, que más tarde perfeccionaría en el convento. Sor Juliana dudó en entrar a la competencia, ya que después del Huracán María, se ha volcado en ayudar a su comunidad. Pero decidió participar porque desea utilizar el premio en el proyecto de su congregación para ayudar a los más pobres y necesitados.
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Andrés de Oliveira
Este venezolano de 35 años, residente de Fort Lauderdale, Florida, es un aventurero que no teme arriesgarlo todo por ir tras un sueño. En estos momentos, él y su esposa tienen un negocio de pasear perros, pero siempre le gustó la cocina y dice que ésta se convirtió en su gran pasión cuando descubrió la escena gastronómica de Los Ángeles.
De hecho, él es quien cocina en casa. Inteligente, tranquilo y relajado, este modelo que también gusta de la actuación, dice que su sueño es tener su propio programa de cocina. Su especialidad son los platos de pasta, que hace de cero. ¿Su talón de Aquiles? Los postres. Pero tiene hambre de aprender cada vez más y llega a «MasterChef Latino» dispuesto a ganar.