Científicos estudian el extraño comportamiento de los cetáceos ante los reiterados hechos en la península ibérica.
Cosas insólitas pueden ocurrir a diario en el universo y es precisamente lo que está ocurriendo en las costas de España, ya que sin explicación alguna, las orcas actúan de manera violenta, generando grandes estragos en embarcaciones y sustos en sus tripulantes.
El ataque más reciente ocurrió el pasado martes cuando una pareja británica que navegaban con un amigo frente a la costa del cabo Finisterre, en Galicia, vivió momentos de terror luego que tres orcas sacudieran fuertemente el yate donde se encontraban.
Según el relato de Graeme y Moira Walker a la BBC, el ataque que duró aproximadamente unos 45 minutos y rompieron la cubierta en el lado izquierdo y arrancaron un trozo del timón, de fibra de vidrio.
“Cuando realmente mordían el timón y comenzaron a agitarlo, el volante giraba de un lado a otro”, reseñaron.
El dramático momento fue captado en video y compartido por miles de personas en redes sociales quienes comentaron el extraño comportamiento de las orcas en las costas españolas.
El terror acecha bajo el agua
No es la primera vez que se registran ataques de orcas en la costa española en los últimos tiempos, ya que el pasado 29 de julio, nueve orcas atacaron el barco de la bióloga Victoria Morris, haciéndolo girar 180° y rompiendo su timón automático, cerca del estrecho de Gibraltar.
Pero si esto no genera estrés y terror, al momento de revisar la embarcación, se encontró que al timón le faltaba su tercio inferior y abundaban las marcas de dientes en el casco.
Otro ataque es el ocurrido con el velero Beatiful Dreamer, de 36 pies y de la compañía Halcyon Yachts que fue embestido al menos 15 veces por estos cetáceos, ocasionando que perdiera el rumbo y debió ser remolcado a puerto.
Ese mismo día, en la zona de Vigo, se generó una alerta de avistamiento de orcas a unas 70 millas al sur.
El pasado 31 de agosto, tripulantes de la embarcación Mirfak de la Armada española, avistaron varios ejemplares de orcas a dos millas náuticas de la costa ribeirense de Corrubedo.
Lo que más causó impresión fue cuando los cetáceos arrancaron un trozo de uno de los timones, lo cual no es habitual que suceda.
Cabe destacar que al momento del ataque, el Mirfak se dirigía a la zona de Baiona, donde estaba previsto que disputase la regata de vela Príncipe de Asturias.
Científicos buscan respuestas: ¿Por qué están las orcas atacando barcos?
Son muchas preguntas y pocas respuestas haciendo cada vez más difícil dar una explicación de la situación tanto a víctimas como a los ciudadanos que ya temen viajar por la zona ante los reiterados ataques que hacen pensar que se pueda tratar de supuestas ballenas asesinas.
Y es que entre agosto y septiembre es habitual verlas detrás de los barcos repletos de atún en aguas de Galicia, pero jamás se vio comportamiento agresivo, por lo que algunos investigadores tienen la hipótesis es que puedan estarse “vengando” de algún ataque por humanos.
No obstante, nada está confirmado y los científicos explican que no hay que adelantarse a los hechos sin las debidas pruebas.
Otro paso importante para llegar a una respuesta concreta es determinar si se trata de las mismas orcas o son todas las que están actuando de esta manera tan violenta y esto solo se puede saber analizando la aleta dorsal en las fotografías.
Si se demuestra que son las mismas, se les podría hacer un seguimiento y comprobar qué ocurre el año que viene.
No hay que temer: no son ballenas asesinas
A pesar de los sucesos ocurridos en los últimos meses en los que un grupo de orcas han atacado embarcaciones en aguas de España y Portugal, los científicos enfatizaron que no se trata de supuestas “ballenas asesinas” como se ha comentado en redes sociales, sino que podría tratarse de un grupo de cetáceos jóvenes jugando.
Esto se debe a que nunca se había registrado un caso de ataque de orcas al hombre, dentro ni fuera del agua, por lo que la teoría de las orcas juguetonas toma más peso.
Definitivamente un misterio aun sin resolver y genera gran estrés en los navegantes que ciertamente no saben lo que ocurre bajo el agua.