Uno de los mitos que circundan con más fuerza al Smartphone podría quedar desmentido para siempre.
Es bastante común que en los años recientes hayas escuchado, leído o visto en TV, a algunas o muchas personas hacer mención sobre el presunto riesgo de padecer cáncer cerebral por el constante uso de teléfonos. Sin embargo, esa idea puede que esté por quedar como el mito de quien pasa debajo de una escalera se llenará de mala suerte.
Es que de acuerdo a un estudio que ha tardado más de 30 años en realizarse, en Australia, se afirma que no existe correlación entre el aumento de uso de teléfonos celulares (simples o inteligentes) con el padecimiento de uno de los tipos de cáncer más devastadores conocidos por la humanidad.
El estudio fue dirigido por la Universidad de Sidney y durante el proceso fueron analizadas 34.000 personas diagnosticadas con la mortal enfermedad en el rango de tiempo comprendido de 1982 a 2012, con datos del uso de equipos celulares desde 1987 a 2012.
Al concluir, en el estudio encontraron que la incidencia ajustada por edad de cáncer cerebral entre los ciudadanos entre 20 y 84 años de edad se mantuvo estable entre las mujeres, mientras que en los hombres había sufrido un ligero incremento a lo largo del tiempo que se llevó a cabo el estudio.
[…] el uso del teléfono móvil ha aumentado de menos de 10% en 1993 a más del 95% en la actualidad. El único grupo que mostró un aumento significativo de las tasas de cáncer fue el grupo de edad de más de 70. Pero el aumento de esta población se inició en 1982, mucho antes de que se introdujeran los teléfonos celulares en Australia. La investigación indica que ese aumento se debe, seguramente, a las mejoras en la detección de diagnóstico, dice parte del estudio citado en Android Authority.
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Los investigadores de la Universidad de Sidney llegaron a la conclusión que no se ha encontrado un aumento de cáncer cerebral en la población correlativo con el incremento del uso de teléfonos, por lo que la antigua teoría queda descartada para los científicos.
No obstante, otros estudios con menos datos, menos población y hechos durante menos tiempo, apuntan que el uso del teléfono por más de 15 horas al mes (2 horas por día) sí incide.