¿Crees que tienes mala suerte, o por el contrario, aseguras poseer la mejor de todas? Espera a conocer a Frane Selak.
Sobre la buena o mala fortuna se ha dicho de todo y la verdad es que es poco lo que podíamos agregar, hasta que nos topamos con la historia del Croata Frane Selak, quien ha probado las dos caras de la moneda: La realmente mala y la extremadamente buena.
A lo largo de su vida, este tipo ha burlado a la muerte en siete ocasiones. En una se cayó de un avión, en otra oportunidad se estrelló en tren, estuvo dentro de un carro durante una explosión, lo arrolló un autobús y tres accidentes más. Lo más paradójico es que, después de eso, el señor Frane Selak se ganó el billete gordo de la lotería.
Actualmente, Selak tiene 87 años y es conocido por los medios como “el hombre desafortunado con más suerte en el mundo”. Y aunque parezca exagerado, sus escapadas de película le dan razones de sobra para ganarse el título.
Sus maromas con la muerte empezaron en el año 1962, cuando marcaba la edad de 33 años y el tren en que viajaba se descarriló y terminó en un río. En dicho accidente, 17 fueron las personas que fallecieron, y el Croata afortunadamente no fue uno de ellos. En su caso particular, solo tuvo una fractura del brazo izquierdo.
A partir de ahí su vida se convirtió en una enorme sucesión de encuentros cercanos con la muerte. Siendo cada una más intensa y próxima que la anterior.
Solo un año después, en el 63’, Frande Selak experimentó su primer (y único) viaje en avión. Decimos que único porque durante el vuelo fue aspirado por una puerta en mal estado hasta dar a parar sobre un pajar. No le ocurrió nada, pero más nunca usó un aeroplano para trasladarse.
Tres años después, un viaje común en autobús se convirtió en otra escapada heroica cuando éste se salió de la carretera y terminó (igual que el tren) en un río. Cuatro pasajeros resultaron ahogados y Selak, ni cosquillas. Según su relato, tuvo que nadar hasta la orilla con algunas cortadas en la piel y contusiones, pero nada más.
La aventura continuó en 1970, cuando su carro se incendió en plena vía. No obstante, justo antes de estallar por la fuga de combustible, pudo escapar.
La próxima acrobacia fue en 1973, cuando en otro carro Frane Selak evitó otra vez a la muerte en medio de un accidente en el que los orificios frontales de la ventilación empezaron a disparar llamas. Se quemó un poco, pero vivió para contarlo.
Y como luego de las tormentas vienen temporadas de calma, nuestro personaje tuvo dos décadas de tranquilidad y fue hasta 1995 cuando de nuevo evitó morir en un arrollamiento por parte de un bus.
Cabe destacar que en este tipo de accidentes el 98% de las víctimas muere, pero como ocurrió en los accidentes pasados, Selak no pasó la barrera y siguió del lado de los vivos. A solo un año del arrollamiento, el profesor se libró una vez más de otro accidente automovilístico.
Para 1996, el croata iba en su carro y al intentar eludir un choque contra un camión (irónicamente de Naciones Unidas) salió de la carretera debido a una curva y reventó una barra de seguridad, yendo a parar a un precipicio. El sujeto quedó fuera del auto y pudo ver como este se iba en picada por el voladero de más de 90 metros. El vehículo explotó, pero él se salvó y con ese sus incidentes llegaron a su fin.
Luego de esas siete experiencias aterradoras, vino una sorpresa sumamente contradictoria: La de ganarse la lotería en 2003, a la edad de 74 años.
Más de un millón de dólares consiguió el Croata con el juego de azar de su país y gracias a tal acontecimiento, su fama se fue por las nubes y se convirtió no solo en una persona que literalmente tiene más vidas que un gato, si no en “el hombre desafortunado con más suerte del mundo”.
“Nunca pensé que era buena suerte sobrevivir a todos mis roces con la muerte —dice con humor Selak. Al principio pensé lo contrario: que estar en tantos episodios de ese estilo era mala suerte”.
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Sobre Frane Selak se ha escrito de todo, se ha especulado sobre si tiene o no conexiones con lo sobrenatural e incluso algunos coquetean con la idea de que sea un ángel. Lógicamente, nadie ha podido probar nada de lo dicho y su historia sigue siendo tan cautivadora como inexplicable.