Aunque el drama entre estos dos gigantes tuvo un aparente fin, novedades siguen saltando a la luz pública.
De acuerdo al Washinton Post, el FBI pagó una cantidad de dinero no determinada a varios hackers para poder acceder al iPhone involucrado en los hechos de San Bernardino, mientras que en paralelo crecía la expectativa de cara al caso y se apreciaba cada vez más que Apple no iba a abrir las puertas de su sistema operativo.
De acuerdo al diario, los hackers ayudaron al buró federal a fabricar un hardware capaz de saltar la barrera del sistema de seguridad personal que supone el código de cuatro dígitos de iPhone. Todo, sin llegar a activar el borrado de datos y sin correr riesgos de tal naturaleza.
Estos hackers, especialistas en ubicar los puntos ciegos de distintos sistemas operativos, ofrecen sus servicios a distintos clientes, como el gobierno, pero nunca antes la agencia había tenido que recurrir a un tercero para tomar datos para una investigación. Por lo general estos trabajadores solo ubican fallas, venden los datos al gobierno, y reciben un pago fijo.
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Los cambios post-escándalo siguen: Pero además del escenario directo, en lo indirecto hemos podido apreciar como los principales líderes del mercado han decidido reforzar sus plataformas para no tener que encarar una situación similar. Los primeros, prácticamente, fueron WhatsApp y Facebook Messenger, en encriptar las comunicaciones de sus servicios.
Y como ellos, empresas de todas índoles empiezan a plantearse nuevas posiciones ante un mundo donde la seguridad no es de fiar, y donde ser víctima de hackeos o peticiones como la del FBI a Apple, pueden ponerte hacerte perder millones de usuarios y con ello, perder miles de millones en ventas de productos o servicios.
Pero volviendo al caso, en lo inmediato queda ver si el gobierno de los Estados Unidos comunica a Apple las fallas encontradas o si, por el contrario, lo usan como punto de partida para encontrar nuevas rutas de acceso a otras versiones del sistema operativo.